CONSTRUYENDO BUENAS PRÁCTICAS PARA UNA EDUCACIÓN INCLUSIVA. COMO UN ELEMENTO DE RIQUEZA PARA EL DOCENTE Y PARA EL GRUPO

Abstract

La educación inclusiva en las aulas de clase evaluada por diferentes instituciones deja en un mal lugar el nivel educativo del estudiante en la enseñanza obligatoria, el fracaso escolar y la marginación social, avocan dar un giro dialógico a la intervención educativa. Enfocarse en las necesidades de cada estudiante favorece el proceso educativo, el salón de clase se enriquece con el trato a sus necesidades, motivaciones e intereses personales, esto es respetar la diversidad. Se debe educar a todos los alumnos y no solamente a los educables, estableciendo grupos homogéneos por edad, lo que no impide juntar a jóvenes y adultos según etnia. Desde 1990 existe el compromiso internacional para satisfacer las necesidades de aprendizaje de todos los individuos; ya para el siglo XXI, se propone un nuevo modelo para democratizar la educación ofreciendo las mismas oportunidades a todos los individuos. En foros internacionales, se intenta poner freno al deterioro y falta de inversión en políticas educativas inclusivas. Para lograr “La satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje”, no se deben imponer requisitos de entrada; en este trabajo se listan las características a considerar por las instituciones, así como los procesos de mejora y transformación de los centros educativos declarando los objetivos educativos para la inclusividad. Además, se anotan las buenas prácticas y se refiere el paso de la escuela integradora a la escuela inclusiva, exhortando a la necesidad de revisar los métodos que se han diseñado hasta ahora de modo que se evalúe el método y su beneficio.